Ni difícil ni infrecuente cuadro neurológico presidencial de Cristina

Un cuadro neurológico que no es infrecuente ni de difícil tratamiento

El hematoma subdural crónico, diagnóstico que recibió anteayer la presidenta Cristina Kirchner después de haber sido atendida por especialistas del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, n o es un cuadro infrecuente en los consultorios de neurología.
Así lo explicaron médicos de tres instituciones diferentes consultados por LA NACION. Aunque puede presentarse por diversas causas, su origen suele ser un golpe en el cráneo y puede provocarlo incluso un episodio aparentemente intrascendente (como darse con la cabeza contra el marco de una puerta) y puede cursar sin síntomas o con síntomas tardíos, que aparecen varios días o semanas después de ocurrido el traumatismo, coincidieron los neurólogos.
"Es una acumulación de sangre o de sus desechos entre el cráneo y el cerebro -dice el doctor Fernando Cáceres, de Ineba-. Hay dos tipos de hematomas: el agudo y el crónico. El extradural [o epidural] ocurre en general como consecuencia de un traumatismo grave, se debe a la rotura de una arteria y se forma rápidamente. El subdural involucra las venitas que comunican la superficie de la corteza cerebral con las meninges y se forma más lentamente, gota a gota. La velocidad de acumulación de la sangre es lo que determina la gravedad de los síntomas. Por eso el hematoma epidural da síntomas inmediatos y requiere una intervención rápida. El subdural puede aparecer sin pérdida de conciencia y producirse en dos tiempos, es decir que se detecta bastante después de ocurrido. Otro dato para evaluar su gravedad es el tamaño, porque la acumulación de sangre puede comprimir el cerebro."
"Puede responder a un golpe bastante banal. Si no tiene un tamaño considerable, los síntomas no son groseros y puede pasar desapercibido -confirma el doctor Lucas Bonamico, neurólogo especialista en cefaleas y dolor de Fleni-. A veces, tomar aspirinas o antiinflamatorios, como el ibuprofeno, puede aumentar el riesgo. Una persona de cierta edad se golpea contra la alacena, por ejemplo, y en un mes pueden aparecer cefaleas o mareos. No hay que confundirlo con un hematoma dentro del cerebro, que produce síntomas neurológicos." Para el especialista, también es poco probable que la arritmia que se menciona en el parte médico dado a conocer por el vocero presidencial tenga relación con el hematoma.
Tres capas
El cerebro y el sistema nervioso central están protegidos por una cubierta triple, las meninges. Son tres capas finitas (como tres laminitas de celofán, dice Bonamico) llamadas, desde afuera hacia adentro, duramadre, aracnoides y piamadre. El espacio epidural es el que está entre el cráneo y la duramadre, y el subdural, el que está entre la duramadre y la aracnoides. A medida que avanza la edad, los hematomas subdurales pueden verse facilitados por la expansión de las venitas que cruzan ese espacio de las meninges.
El tratamiento más usual se basa en el monitoreo cuidadoso de su evolución. "Si no es muy grande, se mira y no se toca -dice Bonamico-. En unos días hay que ver si está aumentando. Si el paciente no tiene síntomas focales, como trastornos del lenguaje, o dificultades motrices en brazos o piernas, con la tecnología de imágenes de la que se dispone en la actualidad, se puede medir en milímetros la dimensión del hematoma y hasta ver si es de sangre o de otro líquido producto de su descomposición. Con la próxima imagen que obtengan lo pueden saber. Si hubiera que drenarlo, la cirugía es sencilla."
"Una pequeña perforación, una cánula y, por una cuestión física, la sangre sale sola -agrega Cáceres-. Se hace con control tomográfico y anestesia local. Si no saliera espontáneamente se puede extraer."
Para el doctor Carlos Mangone, profesor adjunto de Neurología de la Universidad de Buenos Aires y jefe del servicio de Neurología del hospital Santojanni, el hematoma no debe haber aparecido en los estudios realizados el 12 de agosto debido a su pequeño tamaño. "Si es chico o laminar, con una tomografía no se ve -destaca Mangone-. Tendrían que haberle indicado una resonancia magnética, que, por lo que se publicó, no se hizo. La diferencia en sensibilidad que hay entre una tomografía y una resonancia magnética es comparable a la que hay entre un Fiat 600 y un Rolls Royce."
Para Mangone, la Presidenta tendrá que "mantener reposo para que ese líquido se reabsorba, aunque no es necesario que esté acostada, puede estar en una silla o en un sillón. Lo ideal es que el reposo sea no sólo físico, sino también mental -agrega-. Aunque en el período preelectoral que estamos viviendo es difícil que lo haga". Cáceres disiente: "No hay ninguna evidencia de que el trabajo demore la reabsorción. Es un proceso biológico, como la curación de una herida". Y concluye Mangone: "Si se resuelve bien, el hematoma subdural crónico tiene una evolución favorable".

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