Libertad de expresión condicional: analiza y opina Osvaldo Pepe

Libertad de expresión “condicional”

POR OSVALDO PEPE

07/07/13
Con las encuestas que no le sonríen y los ex aliados batallando en su contra, como Hugo Moyano y su paro de hoy, el Gobierno no la tiene fácil en esta campaña. Acaso por eso acaba de disponer una ampliación de los fondos destinados a la publicidad oficial y difusión de actos del Gobierno por $ 439 millones.
Es una admisión que ya no le alcanza con el aparato gigantesco de medios públicos y privados organizados con el mero fin de la propaganda. Eso es lo que entiende el kirchnerismo como ejercicio del periodismo, profesión bastardeada y denigrada desde el poder hasta la persecución y el escrache, casi con un regodeo fascista.
Todo lo que no registre el foco de la prédica “militante” pasa a ser considerado como periodismo destituyente, golpista y hasta traidor, según sea el emisor del mensaje. Carlos Kunkel, diputado ultra K y propalador de los mensajes que brotan del corazón del poder, habló no hace mucho de “los periodistas nuestros” , es decir los que tienen pauta, sueldo y sobres del Gobierno. Algunos hasta el enriquecimiento obsceno. Hay que aclarar que, afortunadamente, no pasa con todos. Hay colegas honestos que creen con convicción en el Gobierno y otros que se limitan a hacer su trabajo. Pero la concepción de los Kirchner desde los tiempos de Santa Cruz es que los periodistas se compran y los medios se subordinan con plata, publicidad o prebendas. Se trate de medios públicos o privados manejados por empresarios amigos, florecidos a la sombra de una década en el poder y con generosos dineros públicos non sanctos. Ni qué hablar delinsólito apriete oficial a empresas privadas para que no pongan sus avisos en los diarios críticos.
El periodismo que quiere el Gobierno es el que a través de los dos diarios oficialistas de Capital hizo al día siguiente como si no hubiese existido la descomedida reacción de Moreno en el embajada de EE.UU. con una editora de Clarín sometida a mal trato, a la que quiso rebajar en su calidad profesional.
Página 12 dio cuentas del bochorno en un párrafo perdido en la crónica general, consignando sólo las palabras de Moreno. Para Tiempo Argentino, directamente, el episodio no existió.
La Presidenta suele decir que es la jefa de Estado más atacada, de quien se han dicho las peores cosas de la historia. Y en base a eso reivindica la libertad de expresión de su gobierno. No es cierto lo primero y es relativo lo segundo: ¿de qué vale la libertad de expresarse si después se recibe el azote y la amenaza desde el poder? De esa, digamos, “libertad condicional” sobran pruebas. Kirchner quiso humillar en público a un redactor de Clarín en una reunión del PJ, la Presidenta llamó nazi a otro, otros tantos fueron escrachados con pancartas y afiches o sometidos a “juicios públicos” en la Plaza de Mayo. Y las paredes vecinas a las de un editor recibieron pintadas agraviantes, detectadas por su hija adolescente. Está claro que Moreno, el maltratador de mujeres profesionales, es apenas la marioneta de hilos que manejaron y manejan otros. El sólo salta y grita, grita, grita.
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FUENTE: WWW.CLARIN.COM

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