El viaje al Cosmos del Nobel médico Joseph Murray


POR HÉCTOR DE LA FUENTE
Especial para el diario NUEVA RIOJA

Este Periodista Especializado en Salud logró las Menciones Especiales consecutivas de los Premio Bergier al Periodismo Médico en los años 2011 y 2012 por la Sociedad Argentina de Periodismo Médico en la categoría Internet que fueron entregadas en la Asociación Médica Argentina
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´´Fue el lunes 26 de Noviembre al filo de la medianoche -en la distinguida ciudad de Boston- que el doctor Joseph Murray viajó para siempre y nos dejó... 
Partió el Profesor Murray -al cosmos- a los 93 años de edad, rodeado de sus íntimos y numerosos nietos. Es que la familia para Murray era aún más importante que el premio Nobel porque era un hombre apasionado, familiero y muy creyente. 

Nos anoticiamos y paralizamos en la madrugada de Buenos Aires con la noticia internacional la cual fue brindada a través del Boston Globe, el diario estadounidense que publicó el comunicado del mismo Hospital -ahora denominado Brigham and Women´s, allá también se cambian los nombres- donde se había consagrado Murray.

Allí mismo fue donde Murray logró al pasar a la historia de la humanidad por realizar con éxito el primer transplante -en 1954- entre dos hermanos gemelos: Richard y Ronald Herrick de apenas 23 años luego de los intentos e injertos fallidos por otros especialistas previos, desde la época de la 1era guerra mundial.
Falleció por un segundo ACV, el doctor Murray- el primero lo tuvo en 1986-, el hombre que permitió con su epopeya médica los ulteriores 600.000 transplantes mundiales de todas las épocas cuando demostró que no era una locura su avance científico y su concepción de la medicina lo que dio el pie a la por aquel entonces novedosa y naciente con él cirugía transplantológica. 

Su accidente cerebro vascular (por sus siglas A.C.V), a punto de partida de una descompensación por un infarto de miocardio previo, días antes lo llevó el Creador. A donde más podría ir un hombre así ?

PREMIO NOBEL 1990

El premio Nobel 1990 de Medicina - que fue compartido con otro pionero de los transplantes pero en médula ósea Edward Thomas- pasó a la eternidad y a la inmortalidad médica.

Murray, fue a la sazón un cirujano plástico infantil cuando en ese entonces era fundamentalmente ´´reparadora´´ la especialidad.

El cirujano estadounidense había empezado a saber lo dura que puede llegar a ser la vida cuando debió atender como médico y a operar como cirujano a los quemados de la 2da Guerra Mundial que le llegaban del frente de combate.

El premio Nobel es para verdaderos ´´elegidos´´: y entre los ´´elegidos´´ no todos llegan al galardón. El mismo, por caso, que le fue negado al argentino Borges en literatura por motivos políticos.

Sólo tres (3) cirujanos en la historia de la medicina lo ganaron al nobel conjugando cirugías pioneras con investigaciones revolucionarias, ya que el nobel es más que nada para investigadores de laboratorio y de las llamadas ciencias ´´básicas´´como Inmunología, Genética, Virología, étc.

A saber: Alexis Carrel, padre de la cirugia vascular por sus primeras suturas a principios del siglo XX y quien tuvo la idea del by pass; Kocher (la renombrada pinza de cirugía lo recuerda así como el Nobel), así como el personaje de esta columna Murray quien en 1962 logró -ya con los medicamentos anti-rechazo de órganos en sus manos- hacer su segundo hito médico como el primer transplante con donantes no relacionados. 

Otros, tal vez, también debieron merecerlo después. Figuras tales como los pioneros de los transplantes hepáticos, cardíacos y cardiopulmonares. Titanes como Norman Shumway, de la Universidad de Stanford que hizo la fase experimental, y seria, y en serio con rigor científico aunque se le adelantó en aplicarlo en pacientes el sudafricano Barnard al injertar en el corazón de humanos el 3 de diciembre del 67. Pero el Nobel es así y la academia sueca también pues se considera a quien pavimentó el camino... venga quien venga después !! 

Por ello de los 200 nominados anuales de todas partes del mundo y a propuesta de las universidades más importantes y de real prestigio, por ejemplo, sólo se lo otorgan a un puñando cada año.

EL TRUCO DE MURRAY

Pero cómo lo hizo el afable cirujano ?

Antes de efectuar el transplante entre los dos hermanos, que eran gemelos, uno de los cuales se enamoró y hasta casó y tuvo dos hijos con una de las enferneras del Hospital; Murray aplicó un injerto de piel de un hermano al otro, con lo que verificó la compatibilidad entre sus tejidos y después si procedió a realizar el exitoso injerto renal a mediados de la década del 50´.

Murray como todo adelantado a su época fue criticado, combatido y calificado por fanáticos religiosos y por los supuestos especialistas en ´´ética médica´´ y bioética y por la competencia médica, claro está, como un ´´experimentador´´ de humanos y jugador a emulo de ´´dios´´, lo que nos trajo el recuerdo de las peores cazas de brujas en el vasto campo de la ciencia.

Para ir cerrando, unos párrafos más, unos datos extra, ya que Murray no precisó ni de supuestas ´´fundaciones´´ médicas ni de cuantiosos subsidios estatales o gubernamentales, ni de vivir del elefantiásico estado estadounidense. 

Como si todo esto fuera poco, Murray demostró en un remate ético al final de su vida su hombría de bien y su bonhomía con mayúsculas por dar el paso y pasar la posta a las nuevas generaciones y, sobre todo a los más modernos avances técnicos-médico-cientificos, como por ejemplo, al avalar el uso público de las células madre con todo el peso de sus palabras como Nobel y como verdadero pionero mundial del 1er  transplante exitoso. 

Dichas células madre son para algunos una evolución médica, y para muchos otros otros una verdadera revolución científica. Pero más allá de las cuestiones semánticas: esta si que es la próxima batalla médica de un ´´poder blanco´´; contienda científica también decisiva para el organismo humano y para la población entera en cuanto a extender la vida. Tanto como los antibióticos o las vacunas cuando surgieron como ahora prologan algunos libros de Fisiología estadounidense. 

Este columnista ha visto, sentido, y palpado varias, variadas, muchísimas guerras médicas, claro está.
Por ello, nunca se debe olvidar que entre las letras medicinales, la medicina literaria, el periodismo de medicina y las estadísticas médicas con sus políticas de salud pública, -en el medio-, está el ser humano y su familia, incluso su entorno dolientes todos por un no siempre ´´justo´´ padecimiento en la salud´´.

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