"NEUSTADT Y LA MEDICINA ARGENTINA"

Ya pasaron unos días del "Día del Periodista" (que fue el benemérito 7 de Junio) y de la primer efemérides de la muerte de Bernardo Neustadt. Por ello, del baúl de los recuerdos, extraje este artículo; que fue publicado en un diario del interior del país, en el año 2008.

Vale la pena releerlo, ahora, en estos tiempos tan caros a la reflexión, y en este blog, por supuesto.


POR HÉCTOR DE LA FUENTE FITTE
Especial para el diario NUEVA RIOJA
tomado con permiso del medio.

"El gran periodista, nunca pasó como alumno por una Escuela de Periodismo y tampoco por la prestigiosa Universidad. Así fue, como tantos otros, en éste absorbente oficio: bastión de la libertad, pilar de la Nación y columna vertebral de la democracia.

El sábado 7 de junio, expiró la vida de un gran periodista. Se fue Bernardo Neustadt. Tenía 83 años de edad y llegó "bien" a esa edad, lo cual no es poco y a otras cosas en la vida también llegó aunque más inconfesables.

Al contrario, es bastante para un periodista de raza como él, que siempre convivió con el stress. Ese sábado, aún fresco, reciente, y que es de trabajo para muchos comunicadores no fue un día cualquiera pues además de ese suceso mortuorio fue el Día del Periodista.

Superó así, Neustadt, la esperanza de vida promedio -en nuestro país, donde vivió desde siempre, desde niño- aunque nació en la lejana Rumania.

El periodista, nunca pasó como alumno por una Escuela de Periodismo y tampoco por la prestigiosa Universidad. Así fue, como tantos otros, en éste absorbente oficio: bastión de la libertad, pilar de la Nación y columna vertebral de la democracia. No lo hizo, pues no lo requería: Neustadt, hizo "escuela" en la profesión más libre del mundo y parece que vino a este planeta a enseñar, y no a aprender.

Guste o no, llegó, en su momento, a ser el hombre de prensa más "popular" de la Argentina.

En nuestro querido país, de las polémicas diarias, muy nuestras y de cada día; la noticia de su muerte fue inesperada. Hasta se pensó en un tumor maligno, pero luego éste se descartó.

Neustadt, otra vez fue "noticia", pero ésta vez no fue por primicias, amenazas, golpizas, querellas judiciales de cinco millones de dólares por parte de un mítico empresario cuyo hijo actúa en ´´política´´, agravios o por asuntos amorosos.

El flash informativo de su partida se expandió y se esparció como reguero de pólvora a las tres de la tarde de ese sábado. Lógico, el mismo "Bernie" como lo llamaban sus amigos, era ya un verdadero mito.

En éstas inesperadas lides de anunciar la muerte: Víctor Sueiro fue -sin dudas- el campeón. Además de Neustadt, se fueron últimamente, Julio Ramos (Maestro del Periodismo Económico), Jorge Guinzburg (otro Maestro del periodismo con humor y como entretenimiento) y el propio Sueiro.

El servicio médico de emergencias y otro médico personal fueron convocados de manera urgente a la imponente casa de Neustadt, en Martínez, por la asistente personal del periodista. Pero esto, no pudo impedir, que el otrora hombre más influyente del periodismo argentino y que llegó a charlar con tres presidentes en el propio toilette de su propia casa de veraneo, falleciera de un paro cardíaco.

Neustadt sabía de medicina, de la propia y ajena porque tenía un interés inusitado en éstos temas. También conocía de otros trastornos corporales propios; ni tan románticos como los temas "coronarios" ni tan elegantes si los hay.

El célebre periodista, en el año 1996, fue sometido por el cardiólogo Luis De la Fuente - junto al jefe de cardiología intervencionista del Cardiovascular, Jorge Belardi- a una compleja angioplastia coronaria con colocación de un stent en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).

Por aquellos años, en nuestro país, de modas tardías y de una hiper-competitiva medicina cardiovascular: tres escuelas diferentes coexistían con sus roces médicos y sus discrepancias científicas: la de cardiología clínica con Carlos Bertolasi (que falleció en enero del año 2008) a la cabeza; la de by-pass con René Favaloro y la de Cardiología Intervencionista (engloba también a la cardiología clínica) liderada por un pionero internacional argentino de ésta técnica, el doctor De la Fuente.


Neustadt prosiguió con Bertolasi

Fue, por siempre, uno de los periodistas más críticos hacia la figura de Favaloro, al que consideraba en parte un mito, pero no el único mito argentino.  Además, Neustad englobaba aquí a Franco Macri y al mismísimo Perón en la categoría de mitos.

Jorge Lanata, Julio Ramos con Ámbito Financiero y hasta el propio Clarín fueron otros críticos muy duros y también lo fueron escritores como Sebreli y Osvaldo Bayer, que le "dieron para que tenga y guarde" al publicitado cardiocirujano.

Hubo grandes enfrentamientos públicos por el tema del doble discurso.

En el periodismo de antes (aquel sin faxes, ni Internet, sin mails, ni celulares ni i-phones), existía una legendaria pero clásica frase que pinta al personaje de ésta columna de cuerpo entero: "si a Neustadt, se le enferma un Presidente en sus manos, antes de llevarlo a una clínica o lo lleva a una redacción o avisa al diario".

Fue Neustadt, el autor de frases nuevas, breves e impactantes para la radio y la televisión. Las repetía como un latiguillo y con la habilidad de un publicista y maestro del marketing personal.

Fue un verdadero pionero del periodismo político en los medios audiovisuales pero también un Maestro de las relaciones públicas. ¿ Y del lobbie ? se preguntaría alguien con seguridad.

¡ No podemos afirmarlo, desde aquí, con certeza !

Poseía Neustadt, una gran intuición y un muy fino olfato para las noticias casi como si hubiese sido antes un policía o un detective. O, como si hubiese tenido el gran "ojo" clínico de aquellos grandes médicos que solía entrevistar, admirar, invitar o citar con regularidad.

Sabía dónde estaba la noticia y tenía "barrio". También, tenía "calle, cordón y vereda" como se dice. Escribía bastante claro y bien y polemizaba muy bien.

Su padre, le espetó una vez: "elija joven (14 años) entre vivir aquí o el periodismo de la bohemia del diario EL MUNDO " y Bernardo eligió..., y se fue de la casa, con su madre recién fallecida.

Con ésta explicación, ahora se entiende, por qué frente a su multitudinaria audiencia televisiva aclamaba: "Papá, llegué"; como si fuese un periodista devenido en showman. Claro, esto da hasta para una interpretación hasta psicoanalítica pero no caeremos en los golpes bajos.

Poseía Neustadt, la costumbre de llamar a las 6 de la mañana o aún antes a cuanto funcionario, político, economista, deportista o personaje de actualidad hubiere; para chequear un dato o para realizar una entrevista o para producir una nota.

Quería estar siempre cerca de la noticia y sus protagonistas y del éxito. Como si persiguiera la "buena suerte".

Al cardiólogo De la Fuente, por ejemplo, le efectúo 17 entrevistas tan sólo en radio en toda su carrera (y en su apogeo periodístico) y lo mencionaba con frecuencia, como un ejemplo, en ese mundo de tiburones que como periodista conocía muy bien.

Hablando de grandes médicos, créase, Neustadt, poseía una gran admiración por éste gremio. Se rodeaba de galenos. Tanto en su cumpleaños como en eventos sociales.

Tal vez así, se sintiera más seguro y acompañado. Después de todo, fue [el propio periodista en épocas de sequía], nada menos, que un visitador médico de los laboratorios y la medicina fue su otra vocación tardía, secreta y admirada.

De sus múltiples frases, éste columnista y periodista de salud y medicina (que lo conoció) rescata algunos dichos célebres de éste gran comunicador (hizo bastante por la difusión de la medicina), tales como: "a ciertas personas les falta el coraje de admirar" u otra, parafraseada a Jauretche "algunos compatriotas parecen hacer cola para integrarse al monumento a la ingratitud" o "ruge el silbido de los envidiosos" y "la vida me dio limón y la convertí en limonada".

Y de la parte oscura que casi todo personaje tan mundano e hiper ´´exitoso´´ tiene pero no es el mejor lugar este ni el mejor momento tanto para hablar o mejor dicho para escribir ".

1 comentario:

  1. Neustadt, un reverendo hijo de Puta, que acompaño cuan sangrienta dictadura hubiere en el país. Un referente de lo antiperiodístico, lejano a la ecuanimidad, alabó a los dictadores y al delincuente de Menem hasta el cansancio.El periodista debe ser de izquierda y cuastionador del sistema impuesto sino es un decidor funcional a conveniencia personal del poder de turno. eso fue Neustadt, es Grondona y varios otros de esa calaña. Un abrazo.

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Gracias por comentar en Látidos, periodismo cardiovascular.