´´A propósito de la salud presidencial vamos a repasar tres casos antes de entrar de lleno con la candente actualidad.
PERÓN:
El entorno peronista de extrema derecha que había rodeado y captado al por tres veces presidente argentino, general Juan Domingo Perón, de 78 años casado por entonces con la riojana Estela Martinez, creía tal como fue por caso el héroe francés de la Segunda Guerra Mundial Charles De Gaulle, que no había nacido aún el cirujano capaz de operarlo del corazón. Fu así pese a la sospecha cierta de su grave enfermedad coronaria.
Sus médicos aducen que el by pass en 1974, no se aplicaba a mayores de 70 de edad, en una afirmación científico-médica supuesta y discutible y una opinión más que un análisis ya que estaba en el país desde el 71 la emergente técnica cruenta de revascularización miocárdica asi como el cateterismo coronario desde 1966 en clínicas privadas; y ya venía al galope en el 77´ la angioplastia coronaria.
Otro genio pero de la ciencia exacta, el físico teórico Albert Einstein que había encadilado a la mismisima Marilyn Monroe con sus encantos intelectuales, discute de religión en el despecho del médico inventor de la técnica de aneurismas de aorta de tórax y abdominales, el estadounidense de origen libanés Michael DeBakey y se niega a ser operado.
Finalmente, Einstein muere de una previsible rotura arterial por la gran dilatación aórtica sin siquiera recibir una intervención programada ni de urgencia, a pesar de su inteligencia lógica-matemática pero escasamente emocional.
CRISTINA ESTARÍA BIEN
Entonces, la noticia médica de la supuesta enfermedad maligna tirodea presidencial provocó una conmoción informativa nacional e internacional. Fue por la época del año, por ser Cristina una activa mujer de la política con un reconocido empuje así como por haber sido electa por dos veces presidente entre otros parámetros que son resortes de los excelentes periodistas de política que posee este diario.
El tema médico de su supuesto cáncer papilar, al fin un benigno adenoma folicular se instaló en la calle, en los bares y hospitales. Y, en los medios informativos, claro está.
Las consultas por la glándula, que regula el metabolismo del organismo en general, crecieron sin cesar. Muchas personas somatizaron en la zona del cuello.
El antiguo adagio de la medicina sostiene que luego de Dios, vienen primero los neurocirujanos y después los cardiocirujanos, al que se plegaron como furgón de cola los médicos televisivos. El adagio ahora se rompió.
Los médicos televisivos son todos ´´expertos´´en otros temas de la medicina. Y, esto se sabe... poseen escasa o nula formación periodística real. Repetían sin cesar la información circulante tanto como las versiones y los supuestos análisis de rigor científicos aduciendo ´´ experiencia´´ en sus pacientes.
Ellos, en realidad están para otras cuestiones más vinculadas al marketing personal, a la política médica de barricada y a ciertas vocaciones actorales inconclusas.
Noticias médicas audiovisuales poco confiables, repetidas y propaladas y divulgadas casi al voleo. Son médicos de la televisión, casi ´´enfermos de fama´´ intoxicados de la ´´Fama-toína´´, tal vez. Poco eficaces cuando la ética informativa deber ser a esta altura del partido ... la ´´eficiencia´´, el dato, la precisión.
El periodismo de salud y medicina se nota entonces que existe y desde hace rato, pero si se escribe antes de hablar y se lee y se piensa primero: es mejor aún...
Esta historia médica, como siempre, continuará...
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