POR HÉCTOR DE LA FUENTE
ESPECIAL PARA NUEVA RIOJA
“En países de real potencia como Estados Unidos y otros, las Fundaciones filantrópicas de cualquier índole donan dinero en abundancia. Es una actividad que otorga gran prestigio así como la política de alto vuelo. Lo han hecho tanto la fundación Gates y otras millonarias, perdón; multimillonarias, a decir con precisión. Mientras tanto -en nuestro país-, pocas entidades lo hacen de manera clara.
En Buenos Aires, la fundación Fortabat apoyó, por ejemplo, al servicio de cirugía cardiovascular del Hospital Italiano y la fundación Pérez Companc apoya a la Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurologicas Infantiles (FLENI). Son modelos, junto a otras, en cuanto al aporte de fondos, estrictamente hablando. En Argentina, siempre es moda, pretender recibir fondos y no darlos.
Como modelo, citaremos, aquí, el ejemplo del célebre cardiocirujano Denton Cooley [familia de petroleros y uno de los mejores del mundo y algo más, operando a corazón "abierto"]. Cooley, montó, en la década del 80', una fundación con su propio dinero en Houston. Lo hizo para el desarrollo de la cirugía cardíaca a "cielo abierto" tipo by-pass y otras menos convencionales. No obstante, por el surgimiento de la angioplastia coronaria como una nueva técnica minimamente invasiva endo-vascular, fue arrasada, literalmente, su entidad.
En efecto, en su país, EE.UU., no existe “papá” estado y ningún gobierno salió al rescate de esa fundación. Perdió una fortuna, en un contexto adverso para Cooley, estimada en unos 120 millones de dólares, pero allí, la ley es pareja para todos y fue una quiebra sin dramas ni acusasiones cruzadas ni cartas póstumas (Cooley afortunadamente vive).
SUSANA GIMENEZ
A María Susana Giménez Aubert, tal vez, el lector o interlocutor no la reconozca; pero si a Susana Giménez, su nombre artístico, y la asocia al mundo del espectáculo y la televisión. Giménez, la semana pasada, recibió una “distinción” de la fundación médica más publicitada del país [desde hace unos 34 años que lo es, que fue ayudada con subsidios estatales por todos los gobiernos a pesar de ser privada).
Sin embargo, sorprendió Giménez a muchos -el pasado lunes-, y no sólo a los ingenuos y a los “poco informados”. La ex-vedette, entró con televisión y todo a la fundación Favaloro seguida por un cortejo de cámaras (condescientes) de programas de espectáculos varios y no fue hasta allí, para ver a un amigo, que por lo general va al Instituto del Diagnóstico (IADT), ni a un chequeo. Fue a ese lugar, pues fue designada “Madrina” de esa fundación y con esto se buscó el golpe de efecto y algo más.
La “fundación”, como se la conoce en el mundo de la medicina; es una entidad que nació en el año 1975, que empezó a funcionar dentro del Sanatorio Güemes, como una “entelequia”, para la “Docencia e Investigación”.
Aunque no esté ligada ni la ciencia ni a la medicina (según parece), ni a las universidades; la “diva televisiva” fue nombrada “Madrina”, tal vez, por agradecimiento. Dicen que fue, debido a una nota post-mortem -en su revista-, al extinto fundador de la fundación. Así, se hizo trascender pero suena a excusa en realidad.
Susana, como pocos, conoce la “Universidad de la Calle”, y fue llevada -una vez-, a ese mismo centro médico por un tema neurológico (consta en las crónicas periodísticas que por secreto médico no se pudo re-chequear), pero al rato, su médico personal la trasladó y la derivó al FLENI.
En 24 horas, según Susana informó -en televisión-; por esta "movida" de prensa farandulesca; se habría destrabado el pago adeudado de tres millones de pesos destinados por la obra social IOMA a la entidad médica para el item sueldos.
¿ Y la señora ? Nos referimos, a Mirta Legrand de Tinayre que, fue, sin dudas, una de las personas que más ayudó en su carrera mediática a René Favaloro. ¡ Bien, gracias ! Pero, ella merecía también un madrinazgo.
Parece ser que ha llegado un nuevo "virus" al país y, aquí, en LATIDOS, lo hemos bautizado por su cuadro clínico como “Fama-toína” pues produce un cuadro compatible con una intoxicación, en este caso, por exceso de fama.
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