Miércoles, 22 de agosto de 2012
Para extender la agenda hacia el extranjero, estuvimos en Florida, EE.UU., en la casa de Simon Stertzer, el pionero de la angioplastia coronaria en ese país y ex médico personal de Clint Eastwood para acompañar el festejo del cumpleaños de su amigo el cardiólogo riojano Luis De la Fuente, el hombre que trajo al país a René Favaloro a comienzos de los años 70. De la Fuente fue el médico que las dos hermanas de Evita no lograron llevar para que lo atendiera a Juan Perón en 1974 porque José López Rega lo impidió. Era para que le hiciera un cateterismo que Perón no tuvo, y fue también quien operó apenas recibido con Harvey Baker en Denver, el cirujano ambidiestro y fantasma que ayudó a George Pack en la mítica cirugía a Evita cuando padecía cáncer. Estaban en esa celebración en Florida Inés Fitte (su esposa) y sus hijos Héctor y Facundo.
El dueño de casa Stertzer invitó a otra estrellas del bisturí como Richard Myler, de San Francisco, a Peter Altman y Todd Mc Allister, dos bioingenieros, quienes compartieron un liviano almuerzo seguido de una grapa italiana tan buena como las riojanas. De la Fuente, quien en 2005 fue postulado con Stertzer al Nobel desde EE.UU., sostuvo, dando una lección de sobremesa, que la angioplastia -remedio que el riojano les aplicó a Carlos Menem, Fernando De la Rúa y sus discípulos a Néstor Kirchner, y a un seleccionado de políticos, empresarios, periodistas y artistas- quedará limitada en el futuro para las lesiones agudas (ya le quitó muchos pacientes al by pass), y que en las lesiones crónicas las células madre serán de rutina a pesar de los intereses, y el paradigma científico, y que serán una gran ayuda para quienes no puedan recibir ciertos tipos de trasplantes cardíacos por escasez de órganos.
FUENTE: DIARIO ÁMBITO FINANCIERO
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