Falleció el 11 de julio, a los 99 años. Fue un eximio cirujano que dejó un legado técnico
Escribe Héctor De la Fuente
Especial para medios del NOA
tomado con permiso de la Editorial
"Cuando se abre la piel de un paciente y se mira por debajo del escalpelo se ve que todos somos iguales". Así hablaba el célebre cirujano Michael Ellis DeBakey.
El médico estadounidense fue considerado en todo el mundo como el "padre" de la cirugía cardiovascular a "cielo abierto". Así lo consignó de forma unánime la prensa mundial al informar hace meses de su deceso. Tal era su reconocimiento.
DeBakey, un notable, por donde se lo mire, estaba a punto de cumplir 100 años con lucidez.
El cirujano, nacido el 7 de septiembre del año 1908, en Luisiana, Estados Unidos, murió el viernes 11 de julio a las 9.30 de la noche, en un Hospital de Houston, por "causas naturales", según afirmó un portavoz de ese centro médico.
En el año 2006, el eximio cirujano con cara de sabio, escasa estatura, carácter fuerte, y varios récords fue operado por primera vez en su vida por un discípulo de un aneurisma complicado -o dilatación- de la arteria aorta. Fue intervenido a pesar de su resistencia y a pedido de su esposa, con una técnica del propio doctor DeBakey.
ORIGEN
El padre del cirujano, un inmigrante libanés, tenía una farmacia. Así fue que allí, escuchando a médicos conversar, surge el interés del por entonces jóven DeBakey por la medicina.
Apodado el "tornado de Houston", DeBakey aseveró que si él hubiera nacido con tres manos podría operar sólo en el quirófano. Fue fiel siempre a su espectacular estilo y fue acusado de ser un gran perfeccionista. Era en grado sumo "obsesivo" en sus cirugías y lo recalcaba.
Siempre relataba ante la referencia al stress que se relajaba bastante al ingresar a operar a la sala de cirugía. Así aliviaba su tensión. "Al entrar al quirófano, los problemas quedan afuera", consignaba. Vivió para la medicina y para operar, y lo hizo durante casi siete décadas. El legendario cirujano operó y muy bien hasta los 90 años de edad.
Siempre, por suerte para él, aparentó tener 20 años menos. Su promedio quirúrgico eran 10 cirugías diarias y nunca entraba al área de cirugía luego de las 7 de la mañana en punto.
Llegaba a la clínica en una Ferrari especial regalada y diseñada para él por su paciente: el constructor de autos Enzo Ferrari. Así lo narró el mismo DeBakey, en su segunda visita a nuestro país, a mediados de los años 90 en un programa televisivo por cable moderado aquí por el cardiólogo con certificado internacional Luis M. De la Fuente (que estuvo a pedido del propio DeBakey).
Al lado del cardiólogo argentino estaba el destacado cirujano Domingo Liotta (ex–secretario de Salud de Isabe Perón en el ‘74 y por entonces secretario de Ciencia del Gobierno de Menem que condecoró al norteamericano). En realidad, Ferrari le regaló dos autos debido a que un prototipo especial se le incendió de forma inexplicable al manejar a DeBakey.
Decía que heredó la excepcional habilidad manual de su madre costurera y que eligió ser cirujano para poder emplear esa manualidad. Llegó a realizar más de 60.000 intervenciones quirúrgicas de todo tipo con su equipo (según consta en un archivo instalado en su casa) y formó una verdadera escuela médico-quirúrgica con discípulos destacados de verdad.
Ganó en todo, casi siempre, aunque con su ex pupilo y vecino, Denton Cooley, mantuvo una gran rivalidad. Cooley lo superó en el número de cirugías realizadas en el otro gran instituto médico de Houston, por entonces la ciudad y la meca de la cirugía cardíaca.
Pacientes famosos
En la lista de pacientes operados por DeBakey o atendidos se puede enumerar a Frank Sinatra; a Luis F. Leloir (nuestro Premio Nóbel de Química 1970) y al Duque de Windsor en una cirugía muy publicitada. Jerry Louis y Ferrari también fueron operados por él.
Sin embargo, el mítico médico nunca pudo convencer al genial físico Albert Einstein de los beneficios de ser operado por sus manos y se generó casi una discusión en el consultorio.
A una cirugía menor del magnate Reza Palevi (ex- sha de Irán) asistió convocado por si se complicaba una inocente y simple pero temida extirpación de apéndice. Formó parte del equipo que asesoró en la estratégica operación al presidente de Rusia, Boris Yeltsin.
En política, DeBakey era muy hábil pero rechazó ofertas concretas y jamás ocupó un cargo público en salud aunque asesoró a casi todos los últimos presidentes estadounidenses.
Sus aportes científicos
Técnicamente fue un gran cirujano general que realizó grandes aportes en la medicina vascular. De los aneurismas al corazón artificial y de las endarterectomías -extirpación mediante bisturí de la placa de colesterol de las arterias- al by-pass aorto-coronario.
Aunque -hoy en día- se superó en número al by-pass por la angioplastia y se colocan mallas por cateterismo sin abrir el tórax para los aneurismas.
Para algún compatriota "distraído" o tal vez creyente de los "mitos argentinos" parece ser que habló en un congreso de medicina internacional -en USA, en el año 2005- donde reafirmó que su gran equipo con Garret a la cabeza había realizado por primera vez y con cierto éxito un by-pass con injerto de conducto venoso en 1964.
Dicho trabajo ya había sido publicado en el año 1974. Antes lo hizo Sabiston al by-pass en el 62 sin éxito y luego Kolossov en Rusia en el ‘66 para desarrollarse en Cleveland a partir del ‘67.
Fue médico de reyes, emperadores, actores consagrados, y de presidentes, pero también de gente humilde y de los niños.
Poseía gran paciencia para los pacientes y los "pequeños" y hasta para los estudiantes de medicina pero no para los cirujanos.
Una vez, un policía detuvo por exceso de velocidad al cirujano Denton Cooley quien le espetó: ´´tiene razón pero es que voy camino a una urgencia quirúrgica, a lo que el uniformado estadounidense le espetó ´´acaso se piensa, usted que es el doctor DeBakey´´, tal era el nivel de rivalidad y la gente común había tomado partido de ello. Parecido a nuestro querido país, Argentina, país generoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en Látidos, periodismo cardiovascular.